Dice Vandana Shiva que “la comida es demasiado importante para dejarla en manos de millonarios”. Tiene mucha razón. El mercado de la alimentación está en manos de grandes empresas, quienes deciden qué se cultiva, fabrica y consume. En España, el 75% de las ventas se hacen en supermercados e hipermercados, y solo uno de ellos, Mercadona, concentra el 25% del total. Estas mismas empresas están bajo lupa por su incremento indiscriminado de precios, en ocasiones por encima de la inflación, o por no aplicar la bajada de IVA.
Recientemente, Pablo Iglesias publicaba un artículo en el medio CTXT proponiendo la creación de un supermercado público y, además, de supermercados cooperativos autogestionados por las consumidoras y consumidores. Desde la Red estatal de Supermercados Cooperativos queremos explicar esta genial idea desde nuestra experiencia.
Ya existen supermercados propiedad de las consumidoras y consumidores, se llaman supermercados cooperativos
Ya existen supermercados propiedad de las consumidoras y consumidores. Los más avanzados en esta materia, los que apuestan claramente por solucionar los problemas, se llaman supermercados cooperativos. Son tiendas de alimentación y bienes de consumo diario propiedad de sus clientes y clientas que tienen el poder de impulsar un gran cambio.
Tienen una visión que prioriza el bienestar de las personas, los animales y el medio ambiente, desde los campos hasta las cocinas, incluido a todas las partes que están en medio. Su clave es que no son un negocio, sino un servicio en manos de la comunidad. ¿Acaso no piensas que comer bien es un derecho y merecemos poder decidir sobre ello?
Los supermercados cooperativos pueden crecer y cambiar según las necesidades de su comunidad, no según los intereses de unos inversores
Los supermercados cooperativos pueden crecer y cambiar según las necesidades de su comunidad, no según los intereses de unos inversores. Por ejemplo, sus clientes deciden qué tipo de productos se venden y qué márgenes se aplican. No tienen ánimo de lucro, así que sus ingresos sirven para cubrir los gastos derivados de operar la tienda y la estructura del supermercado. Si generan beneficios, deciden en común qué hacer con ellos, y normalmente se reinvierten en mejorar las condiciones laborales, los productos, o en bajar precios. Así, nadie tiene que vigilar si han subido los precios de su supermercado, porque tú mismo los decides.
Es lo que han hecho este año, por ejemplo, dos supermercados cooperativos, La Osa en Madrid y Foodcoop Barcelona, decidiendo colectivamente bajar sus márgenes un tres y un diez por ciento respectivamente. Pero la clave para conseguir alimentarnos mejor, más justo, sostenible y saludable, es ser muchas personas. La escala es esencial para ser viables. No es lo mismo ser unos pocos centenares de socias y socios, que ser miles. Por eso te animamos a visitar el mapa de supermercados cooperativos para descubrir si tienes uno cerca de casa. Y si no, puedes juntarte con tus vecinas y vecinos para crear uno. Contacta con la Red de Supermercados Cooperativos, te ayudarán con todo el proceso.
La alimentación atraviesa todos los problemas sociales y ambientales del mundo contemporáneo, asociados a un modelo económico que busca beneficiar el dinero, no la vida, y en el que las grandes empresas se lo están llevando todo a costa del resto. ¿Te preocupa tu bolsillo? ¿Te preocupa tu salud? ¿Te preocupan los derechos laborales? ¿Te preocupa el medio ambiente? Entonces hazte con el control de tu supermercado.